Los amantes del parapente y del ala delta podrán encontrar en este artículo de Charlie Conner, una descripción de primera mano sobre Crucita y lo que ofrece a sus visitantes
Volando sobre Crucita
Por: Charlie Conner
Sentado sobre la arena en aquella pintoresca playa anidada en una bahía, me resultaba imposible imaginar algo que pudiera impedir que yo o cualquier otra persona disfrutáramos del espectáculo natural que tiene lugar cada atardecer en la pequeña villa de pescadores de Crucita.
Con todo, mientras permanecía ahí, contemplando, sentía el placer de hallarme entre los pocos privilegiados que esta tarde observaban frente a frente el rostro de la naturaleza, simbolizado en una puesta de sol. Digo pocos porque aunque la playa no estaba desierta ese fin de semana, la mayoría de quienes estaban daban la espalda al espectacular ocaso para prestar sus sentidos a otra visión totalmente distinta, pero no menos maravillosa: la del dorado cielo vespertino de Crucita plagado de velas multicolores, de parapentes y alas delta.
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Un parapentista se lanza desde una colina de Crucita.
Foto de Charlie Conner.
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Rodeada de altas colinas y bendecida con vientos fuertes y consistentes que se elevan desde la bahía, Crucita ha sido, desde hace mucho tiempo, el destino favorito de un creciente número de ecuatorianos y de visitantes, amantes del parapente y del ala delta. De hecho, muchos fines de semana es posible ver más velas que nubes en el cielo eternamente azul de Crucita.
Este fin de semana, el pueblo ostentaba un aire particularmente festivo pues se trataba de un feriado nacional que servía de marco para un concurso de parapente, y que atraía a docenas de participantes y a cientos de observadores desde todos los rincones del país y del extranjero. Ya desde la mañana del viernes los alojamientos en el pueblo habían alcanzado su capacidad máxima, las playas estaban atestadas de bañistas y Villa Balsamaragua, -que se eleva por sobre crucita y desde donde son lanzados los parapentistas-, ya había sido tomada por los competidores, los fanáticos y los familiares y amigos que habían venido a apoyarlos. Eso sin contar a los aficionados que esperaban sus turnos para hacer su salto tándem con los guías del tour aéreo.
Durante tres días, Villa Balsamaragua se convirtió en el punto más “caliente” del pueblo, con celebraciones y alegría como notas dominantes desde las primeras horas de la mañana en las que aquellos que no practicaban ningún deporte, bebían cerveza o socializaban con sus amigos; en las tardes, que es cuando arriban los vientos más fuertes, tenían lugar los lanzamientos serios, los vuelos tándem, y los saltos competitivos en los que un par de docenas de participantes compiten por ser quienes aterricen con precisión sobre una diana demarcada a una o dos millas playa abajo.
En resumen, todo un fin de semana que no decepcionó a nadie: los competidores de parapente compartieron su habilidad de desafiar la gravedad con el disfrute de las vistas incomparables de un lugar donde confluyen arrugadas montañas, playas de un azul profundo y cielos interminables; por su parte los observadores disfrutaron, día tras día, de espectáculos aéreos sobre las montañas y las playas de Crucita, que seguramente también asombraban a las aves marinas que nunca imaginaron que los humanos podríamos volar tan graciosamente como ellas; también los aficionados valientes se aventuraron en vuelos tándem para no perder la oportunidad de planear con la gracia y la agilidad de las águilas, mientras se grababan en sus retinas las imágenes de uno de los paisajes costeros más impresionantes de Ecuador. Todo el mundo regresó a su casa al cabo de ese fin de semana pensando que tantas horas de viaje hasta Crucita valieron el esfuerzo.
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Un competidor a punto de alcanzar la meta en la playa de Crucita – Foto de Charlie Conner |
Sin embargo, aunque los concursos por lo general tienen lugar dos veces al año (usualmente en julio y noviembre), siempre es posible volar por encima de crucita por apenas unos pocos dólares; siempre hay como conseguir saltos tándem sin necesidad de reservar previamente, especialmente los fines de semana. Sólo hay que preguntar en el pueblo, o subir hasta Villa Balsamaragua, al sur de Crucita. Alternativamente, es posible contratar un tour desde Quito con muchas de las agencias que ahí operan y que ofrecen paquetes diversos con saltos tándem a precios muy económicos o cursos certificados de 4 días de duración por una tarifa un poco más elevada. Para conseguir alguna agencia en Quito, puede contactar con el Centro del Vuelo Libre de Henri Leduc (email).
Si también desea obtener información actualizada sobre opciones de ecoturismo y deportes de aventura en la provincia de Manabí, desde windsurf hasta parapente, o el más extremo kitesurf (excitante y riesgosa combinación de windsurf y parapente), contacte a Kendru Guerrero (email) en la Fundación Pelicanos al 05-263-1604 (oficina) o al 099-925-9336 (celular).
¡Buena suerte y que disfrute de su vuelo!