La zona media de la línea costera del Ecuador ofrece kilómetros de playas prístinas al interior de bahías y en villas de pescadores. También es rica en arqueología precolombina.
Montañita
Montañita es un lugar especial y su gente lo sabe muy bien. Gracias a su encanto y las ideales condiciones para hacer surf, la popularidad del balneario ha crecido en los últimos años. Aunque pequeño, no deja de ser un lugar acogedor que atrae gran cantidad de turistas extranjeros y nacionales. Entre semana es relativamente tranquilo, pero cuando llega el fin de semana se colma de jóvenes guayaquileños de clase media que buscan escapar de la gran ciudad y disfrutar su dosis de surf.
Montañita tiene un par de calles principales que están llenas de cafés con mesas exteriores, donde es posible sentarse a ver la gente pasar… y a ser visto por quienes pasan. La comida es barata y deliciosa, compuesta a menudo de frutas tropicales en el desayuno y mariscos frescos el resto del día.
La playa posee una radiante arena dorada y varios bares playeros de madera, algunos cerca del pueblo, y otros en La Punta, a menos de un kilómetro al norte de la playa. Desde cualquiera de estos bares se puede observar cómo las bandas de albatros vuelan y cazan al ras de las olas. También son perfectos para observar las gloriosas puestas de sol que nos regala el océano Pacífico.
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Montañita es una Meca para surfistas en Sudamérica –
Foto de Sarah Lazarus
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Conseguir alojamiento en Montañita es tan fácil como barato, sobre todo en el pueblo, al contrario de las cabañas junto al mar, que se agotan rápido porque todos las quieren. Por ello es recomendable llegar lo más temprano posible.
En Montañita la fiesta dura hasta altas horas de la madrugada. Al caer el sol, los ecuatorianos salen a recorrer sus calles, a observar dónde está la mejor acción y así decidir dónde pasarla. Bob Marley y The Doors resuenan en casi todos los bares, también música de los años sesenta. Pero la actividad no sólo está confinada a los bares, también hay música y movimiento en las calles donde abundan los músicos tocando bongós a la par de juglares que realizan arriesgados juegos pirotécnicos. ¡Cuidado! No todos son expertos en este arte y si estamos demasiado cerca podemos acabar sin cejas ni pestañas.
La escuela de surf de Montañita
Gracias a sus olas fuertes y consistentes, Montañita se ha convertido en una suerte de Meca sudamericana para los surfistas. El lugar se presta para aprender este deporte y ello también aumenta su popularidad dentro del circuito del surf. Todos los años, en febrero, durante el Carnaval, se celebra en Montañita una competencia que es recogida por los medios de comunicación ecuatorianos y a la que asisten surfistas desde lugares tan lejanos como Australia y Hawaii.
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Montañita está llena de bares playeros como este – Foto de Sarah Lazarus
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En dependencia de las fases lunares y sus consecuentes efectos en las mareas, la altura de las olas aquí puede oscilar entre 1 y 4 metros a lo largo del mes. Las olas de apenas un metro de altura pueden intimidar a los principiantes y con toda razón, por lo que es recomendable no salir a enfrentarlas sin al menos haber recibido algunas lecciones elementales y hacer las primeras incursiones con supervisión de expertos.
Aquellos que tienen habilidades innatas y predisposición, estarán parados sobre sus tablas desde el primer día. Si, como la mayoría de nosotros, pobres mortales, no tienes tanto talento innato, puede que lo logres entre 1 y 3 semanas. Las clases por lo general son personalizadas y su costo no es elevado. Es posible obtener descuentos para grupos.
Hostería Piqueros Patas Azules
Treinta y siete kilómetros al norte de Montañita, precedida por un enorme letrero en la vía decorado con imágenes de piqueros de patas azules, está la hostería del mismo nombre. Cuenta con un restaurante bar que ofrece deliciosos mariscos; un museo arqueológico y también una playa privada con hamacas, sillas de extensión y parasoles. Es un lugar ideal para pasar todo un día comiendo, bebiendo, relajándose, soleándose y conociendo sobre cultura e historia ecuatorianas.
El bar está decorado con antiguos accesorios náuticos y viejas reliquias como conchas de tortugas o mandíbulas de tiburones. Hay informativos que hablan de la forma indiscriminada en que fueron cazadas estas criaturas casi hasta punto de su extinción.
El museo es una muestra de la pasión de su dueño por la arqueología. Todas las excavaciones con que cuenta fueron realizadas por él mismo en su propiedad. Pueden ser visitadas a lo largo de un sendero que también es el hogar de una comunidad de enormes cangrejos rojos, amarillos y azules. Viven en sus huecos en la tierra pero asoman sus ojos retráctiles a la superficie para observar a los visitantes. En el sitio se han descubierto enterramientos con cráneos de antiguos residentes de la zona que intentan descansar en paz en sus urnas funerarias quebradas por el paso del tiempo.
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Una de las muchas urnas funerarias del museo – Foto de Sarah Lazarus
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Los artefactos del museo datan de los años 2 600 al 1 500 a.C. Son representativos de la cultura Valdivia que habitaba estas zonas a la llegada de los conquistadores españoles. Eran un pueblo de pescadores y cazadores que también producían abundantes pozuelos y figurillas de cerámica. También tenían sellos especiales que originalmente usaban para imprimir los nombres de sus jefes tribales, que eran nombrados con nombres de animales por lo que los sellos contienen imágenes grabadas de estas criaturas escogidas por ellos: monos, cocodrilos, pelícanos etc. También existen varios fósiles enormes como el de un gran caimán negro que ya no es posible ver en esta parte del país, también un hueso de ballena mamut, criatura que se extinguió hace millones de años.
El centro de la habitación es un gran depósito de basura. Los antiguos habitantes del área se trasladaron a vivir en las colinas, alejados de las playas, y sencillamente lanzaban sus desechos montaña abajo. El piso del museo ha sido levantado para mostrar un revoltijo de vasijas artefactos que nos son más que desechos prehistóricos.
Salango
Esta pequeña a la vez que tranquila villa de pescadores sólo tiene un par de cuadras de largo, pero alberga un impresionante museo arqueológico. La muestra exhibe numerosos artefactos que demuestran sus antiguas innovaciones en cuanto a cerámica, y técnicas de pesca y de navegación. Cuenta con una excelente reproducción de una balsa pesquera que en realidad luce bastante fuerte tomando en cuenta la magnitud de las olas del Pacífico, las mismas que se estrellan justo detrás del lugar donde está construido el museo.
Puerto López
Puerto López es el lugar ideal desde donde partir para visitar el Parque Nacional Machalilla. Este tranquilo pueblo costero se asienta en una pintoresca bahía de herradura. Podría decirse que entre las imágenes más significativas que ofrece a sus visitantes están sus botes de pesca meciéndose al ritmo de las suaves olas que llegan hasta la bahía y su largo y refrescante paseo flanqueado por una línea de árboles a lo largo de la playa. La playa constituye el verdadero corazón de Puerto López con sus pescadores artesanales lanzando y recogiendo redes, las parejas de enamorados paseando de un lado a otro, sus vacas deambulando solas a lo largo de la orilla y los niños corriendo y jugando entre las olas a la hora de la puesta del sol.
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Salango es una clásica villa pesquera –
Foto de Sarah Lazarus
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Resulta fácil transportarse a lo largo de todo este sector de la Costa, pues sólo existe una carretera que lo atraviesa. Los buses pasan cada 30 minutos aproximadamente en dirección norte o sur. Lo mismo para subirse que para bajarse, paran donde se les indique. Al caer la noche, pasadas las 7, el servicio de buses se detiene, pero continúan trabajando empresas privadas locales de transporte (camionetas por lo general), que por un poco más de lo que cobraría el bus te pueden llevar a donde les pidas. Personalmente, en una noche inolvidable pedí un aventón a unos campesinos de la zona en la camioneta y terminé subidos en la parte trasera de su camioneta, sobre una montaña de naranjas deliciosas que fui comiendo durante todo el viaje.
Parque Nacional Machalilla
El Parque Nacional Machalilla comprende 55 000 hectáreas de tierra y dos islas a cierta distancia de la costa: Isla de la Plata e Isla Salango. En este Parque existe el último remanente de bosque seco tropical en Ecuador y ostenta una amplia variedad de especies de aves, así como algunos reptiles y mamíferos. Al momento de elaborar este artículos el pase de entrada al Parque, válido por 5 días, costaba $20 en temporada alta (de mayo a septiembre), y $15 en temporada baja.
Agua Blanca
Es una pequeña comunidad al interior del Parque Nacional Machalilla. Posee un excelente museo arqueológico que contiene cerámicas locales, joyas y utensilios de uso doméstico, atribuidos a la cultura manteña que habitó la zona entre el 500 a.C. y el 1 500 d.C.
Se puede llegar al Parque por cuenta propia, tomando un bus hasta unos 5km al norte de Puerto López. Desde donde nos deja el bus, toca caminar otros 5 km por una vía no asfaltada. Opcionalmente, varias agencias en Puerto López organizan excursiones de un día que incluyen transportación. Desde Agua blanca hay un sendero fácil de andar en unos 45 minutos que lleva a unas ruinas preincaicas. También es posible contratar guías en la comunidad.
San Sebastián
La comunidad de San Sebastián está ubicada a unos 800 metros sobre el nivel del mar. Más alto y húmedo que Agua blanca, que por estar más baja es más seca. No resulta muy fácil llegar allá por cuenta propia, pero las agencias en Puerto López organizan excursiones de 2 días que llegan hasta ambos lugares. Dos atractivos importantes de San Sebastián son sus orquídeas y sus monos aulladores.
Los Frailes
Conocida como la playa más hermosa de Ecuador, Los Frailes se encuentra a tan sólo 30 minutos en bus al norte de Puerto López. Existe la opción de visitar solamente la playa en una excursión de un día, sin incluir el Parque, por un costo más económico que al momento de escribir este artículo estaba en $10.
El bus deja a los visitantes en una curva donde hay una casa. Ahí se pueden comprar refrescos y agua. También hay una maquina que expende los boletos de acceso al Parque. No hay ventas de ningún tipo en la playa y el sol puede llegar a ser muy fuerte, por lo que recomendamos llevar provisiones. Desde ahí existe un sendero circular que puede hacerse entre 2 y 2,5 horas. Un sendero de 3,5 km desciende hasta la orilla del mar llevándonos hasta 3 diferentes playas. Las dos primeras se localizan al interior de pequeñas bahías protectoras a los dos lados de un cabo de tierra. Una tiene arenas blancas mientras que las arenas de la otra son negras. La tercera playa es Los Frailes, formada por una larga franja de arena blanca guarnecida por farallones. Está nítidamente limpia y protegida de la mano del hombre pues no existen construcciones en ella. Enormes cangrejos campean por su respeto. Todo ello la hace merecedora de la reputación que ostenta como la playa más hermosa de Ecuador. Desde aquí se puede retornar a la entrada por una vía no asfaltada de unos 2,5 km.
Vale la pena visitar esta playa si se trata de un día soleado, pero si está nublado, en realidad no creemos que se justifique el precio, especialmente si se tiene en cuenta que a lo largo de toda esta zona costera de Ecuador existen fabulosas playas gratuitas esperando a ser exploradas.
La Isla de La Plata
La Isla toma su nombre por la plata que Sir Francis Drake robó de los españoles y supuestamente enterró allí y que hasta hoy no ha sido encontrada. Incluso si no encuentras el tesoro, vale la pena visitar la isla, que por muchos es considerada como una alternativa a las Islas Galápagos, por ser el hábitat de algunas aves como las fragatas, de enormes buches rojos, piqueros de patas azules y rojas, piqueros enmascarados, pelícanos y una pequeña colonia de albatros ondulados. También posee una colonia de leones marinos.
La Isla es, además, un excelente punto de avistamiento de ballenas pues las aguas que la circundan son unos de los sitios principales en Ecuador donde llegan las enormes ballenas jorobadas para reproducirse. Estos cetáceos gigantescos viajan desde la Antártida y permanecen en las cálidas aguas ecuatoriales del Pacífico durante los meses de junio a septiembre, que es su época de reproducción. Es posible escucharlas mientras se arrullan entre sí cuando se aparean. A pesar de haber sido cazadas indiscriminadamente durante siglos, las ballenas jorobadas no rehúyen de la presencia humana y nos regalan excelentes oportunidades de avistamientos cercanos.
Hay varias agencias en Puerto López que ofrecen excursiones de un día a la Isla de la Plata. El costo, al momento de escribir este artículo, era de $25 incluyendo el arriendo de quipos de buceo con snorkel y almuerzo. El tour también incluye una caminata por la Isla en horas de la mañana y buceo aguas adentro en la tarde. La Isla tiene dos senderos, uno de 3 horas y otro de 5.