La hepatitis A y la fiebre tifoidea, dos infecciones gastrointestinales de las que deberá cuidarse durante su visita a Ecuador
La hepatitis A
La Hepatitis A es altamente endémica de los países en desarrollo. Se trata de una enfermedad viral transmitida principalmente mediante el agua y los alimentos contaminados, aunque también puede transmitirse por contacto de persona a persona. El riesgo de contraer la enfermedad es mayor entre los turistas que visitan las áreas rurales del país y pasan significativas cantidades de tiempo haciendo “trekking” en el campo y/o comiendo en restaurantes muy elementales o mal manejados. En los últimos años la incidencia de esta enfermedad ha ido declinando en el país, pero aún resulta bastante común. Recomendamos a cualquier viajero que vaya a visitar Sudamérica que se inmunice contra la hepatitis A.
La fiebre tifoidea
La fiebre tifoidea es una enfermedad severa y a veces muy riesgosa, causada por la bacteria Salmonella typhi. Es bastante común en los países en desarrollo, lo cual incluye muchas partes de América Latina, por lo que recomendamos enfáticamente tomar todas las precauciones del caso. Esta bacteria vive sólo en el cuerpo humano. Las personas infectadas la portan en su sangre y en su tracto intestinal, incluso aquellos que la han padecido y se han recuperado de la enfermedad, no sólo la portan sino que también la excretan en sus deposiciones.
La fiebre tifoidea se adquiere al ingerir alimentos o bebidas que han sido manipulados por personas infestadas o portadoras de la bacteria S. typhy, o si el agua que bebe o con la cual lava los alimentos, ha sido contaminada con aguas negras. Esta enfermedad puede evitarse vacunándose contra ella, evitando ingerir agua y alimentos que pudieran estar contaminados y lavándose las manos con frecuencia.
Quienes contraen la fiebre tifoidea pueden sufrir de todos o algunos de los siguientes síntomas: fiebre alta que alcanza entre 39° y 40° C (103° a 104° F), una erupción de manchas rosáceas planas en la piel, debilidad, dolores de estómago y de cabeza, y pérdida de apetito. Resulta imprescindible acudir a un médico inmediatamente. Si la enfermedad es diagnosticada inmediatamente y tratada adecuadamente, difícilmente tendrá un desenlace fatal. Se combate con antibióticos que suelen revertir los malestares con bastante celeridad.