Las Fiestas de Quito conmemoran la fundación española de Quito que tuvo lugar el 6 de diciembre de 1534
Quito, la capital de Ecuador, fue fundada por los españoles el 6 de diciembre de 1534. Pero no fue hasta el año 1959 que la actual tradición conocida como Fiestas de Quito, que conmemora su fundación, fue celebrada por primera vez, gracias a un grupo de amigos quiteños que decidieron revivir las tradiciones perdidas de su ciudad. Las fiestas inician desde finales de noviembre con la elección de la Reina de Quito y terminan el día de la Fundación. Durante estos días la ciudad y su gente vibran de alegría y los festejos se desarrollan desde los barrios más periféricos hasta el mismo corazón de la ciudad: el Centro histórico, donde muchos se congregan para bailar y beber. Algunas de las tradiciones más viejas que se llevan a cabo son los juegos de cuarenta, los paseos en chiva y las corridas de toros, que recientemente fueron parcialmente vetadas.
Corridas de toros
Gran parte de la acción que movía las Fiestas de Quito eran las corridas de toros. Las dos arenas de la ciudad presentaban espectáculos taurinos durante varios días seguidos en los que casi una decena de toros moría a manos de los “matadores” nacionales y extranjeros que venían incluso desde España a lucir acá sus destrezas con las banderillas, la espada y el capote. Para muchos, esta tradición los conectaba con su pasado ibérico, mientras que otro sector de la población quiteña defendía y defiende, porque el tema es aún motivo de polémica, otra filosofía muy diferente, que más o menos plantea que las corridas de toros no son otra cosas que una tradición importada, que lejos de darles un sentido de identidad, los aleja de sus raíces indígenas ancestrales que rinden culto a la vida a través de la Pachamama o Madre Tierra y que nada tienen que ver con la muerte violenta de un animal con una finalidad lúdica y lucrativa. El caso es que en los últimos años esta postura comenzó a cobrar fuerza en el seno de la sociedad civil y el debate y el enfrentamiento entre ambos sectores llegó a un punto de fricción tan alto que fue tomado en cuenta e incluido en la Consulta Popular realizada el 7 de mayo de 2011 y que dio como resultado que a partir de entonces se restringiera en un tercio el número de banderillas que se podían asestar al toro y que la muerte del animal no tuviese lugar en el ruedo, frente al público, sino en los interiores de las plazas. Esta victoria parcial junto a las enérgicas protestas en los alrededores de las plazas de toros dieron como resultado una considerable disminución en el número de asistentes a las mismas y por tanto una baja considerable en la rentabilidad del negocio. Tal es así que en las pasadas fiestas del año 2012 sólo en una de las dos plazas de la ciudad, en la más pequeña, la Belmonte, se realizaron corridas, más no en la otra. Se podría decir que uno de los espectáculos más atractivos durante las Fiestas de Quito: las corridas de toros, están en vías de desaparición. No así los divertidos campeonatos de cuarenta, ni las chivas que recorren toda la ciudad. El Municipio y el Gobiernos impulsan otras actividades culturales para suplir la falta de las corridas como son conciertos gigantescos en varios sectores de la ciudad, sobre todo en el Sur, anteriormente casi olvidado.
Campeonatos de Cuarenta
El cuarenta es un juego de cartas tradicional en la Sierra ecuatoriana, pero se podría decir que sólo se juega durante las Fiestas de Quito, cuando incluso las oficinas y empresas se paralizan en la jornada vespertina y el trabajo y la responsabilidad dan paso a las cartas, los tragos (moderados) y la diversión. No se trata de un juego complicado, pero sí bastante adictivo. Los jugadores, individualmente o en equipos, aspiran a capturar las cartas de sus oponentes para igualar su valor. Cada carta capturada es puntuada (un punto), y gana el juego el jugador o el equipo que alcanza primero los cuarenta puntos.
Chivas
Incluso aquellos que no participan de las juergas en las Fiestas de Quito, no pueden evitar al menos contemplar y sonreír ante la fiesta en movimiento que constituyen las icónicas chivas quiteñas. Se trata de viejos camiones de décadas anteriores convertidos en verdaderas pistas de baile rodantes que se mueven a lo largo de las principales arterias de la ciudad. Cuando llegan a los “puntos calientes” de vida nocturna, los juerguistas se bajan en tropel y continúan la fiesta en las calles o discotecas. Si usted llega a Quito en estas fechas (también se pueden ver chivas esporádicas el resto del año) y quiere subirse a una chiva, no tiene más que hacerse amigo de alguien de acá y preguntar. De ley conseguirá su invitación.